CIUDAD DEL VATICANO.- La asunción de Francisco como el nuevo Papa ha causado una verdadera revolución en la Iglesia Católica. Tanto los creyentes como aquellos que no lo son han quedado admirados por algunas actitudes y decisiones de Jorge Mario Bergoglio en su nuevo cargo.
La humildad y la austeridad que lo caracterizan le dan un nuevo aire a la figura papal, y al mismo tiempo diferencian al argentino de sus antecesores. Así, por ejemplo, ha decidido seguir utilizando el crucifijo y los zapatos que tiene desde hace años, cuando era cardenal. Con la cruz, incluso, salió al balcón de la Basílica de San Pedro el día que fue electo.
En cuanto al “anillo del Pescador”, que los papas se colocan cuando asumen su mandato y sólo se quitan cuando mueren, Francisco ha decidido que el suyo sea de plata dorada, y no de oro, como era ya una tradición. Este gesto busca que la ostentación sea menor, y ha sido bien recibido por los feligreses y la prensa.
Además, durante el día de la ceremonia de su asunción, no quiso usar el Papamóvil blindado y se desplazó en un jeep descapotable, saludando siempre al público y mostrándose cerca de los niños.
Por otra parte, haber recibido a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner antes que a nadie es un gesto que ha sido valorado positivamente por los analistas políticos, y que al mismo tiempo termina de configurar su personalidad y demostrar la impronta que tendrá su mandato, distinto a los anteriores. LA GACETA ©